Sylvie Courvoisier Trio en Córdoba: più jazzy

Sylvie Courvoisier Trio en Córdoba: più jazzy

La pianista suiza Sylvie Courvoisier visitó Córdoba con su trío formado por Kenny Wollesen en batería y Drew Gress en contrabajo para participar de la décima edición del Festival Internacional de Jazz de Córdoba. Desde La Nota Azul la visitamos en el hotel y pudimos entrevistarla para obtener este pequeño testimonio de su primera visita a Sudamérica.

 

Entrevista realizada por Franco Boczkowski y Constanza Pellicci para La Nota Azul y el Festival Internacional de Jazz de Córdoba.

Fotos, imágenes y video de Luciana Pegoraro y Hernán Montenegro.

 

El ruido del tiempo es una novela de Julian Barnes que indaga las relaciones conflictivas entre Shostakovich y el régimen estalinista. El ruido de su época llevó al músico Shostakovich a tener que negar, como Pedro a Cristo en las vísperas del amanecer, al propio Stravinski, a quien consideraba casi un sinónimo de la música. El ruido de nuestro tiempo (Noise of Our Time) es el título del disco que editó recientemente Sylvie Courvoisier y que nos pasa en mano después de la entrevista y después de la clínica de más de 80 minutos que ofreció con su trío en La Escuelita. Grabado en Nueva York y editado hace apenas tres meses por el sello suizo Intakt, Noise of Our Time lleva la firma de VWCR, las iniciales de Ken Vandermark, Nate Wooley, Sylvie Courvoisier y Tom Rainey, el modesto cuarteto que está al frente.

[Aquí suena Noise of Our Time en La Nota Azul]

 

Franco Boczkowski: ¿El ruido de nuestro tiempo es una referencia musical, social, política?

Sylvie Courvoisier: Es todo eso. Pero eso deberían preguntárselo a Nate (Wooley), él decidió el título del disco, él es el intelectual del grupo.

Dice esto en esa lengua que llega al umbral del español desde el italiano, pasando por el inglés y el francés, y sonríe hermosamente como queriendo significar que no declina responsabilidades, pero que ella vino a tocar música. Y como su lengua, su música también abunda en diversidades.

Sumamente prolífica y creativa, Sylvie Courvoisier sostiene una actividad muy intensa en la escena de la música de jazz e improvisación entre Estados Unidos y Europa. Hace unos meses, en agosto, participó en un proyecto con el saxofonista Evan Parker, Ikue Mori en electrónica, Mark Feldman en el violín y el bailaor de flamenco Israel Galván. Con su trío, formado por Kenny Wollesen en batería y Drew Gress en contrabajo, editaron el disco D’Agala en enero de este año y vienen de una gira que los llevó a Bogotá, a Buenos Aires y los trajo luego a participar en el Festival Internacional de Jazz de Córdoba.

SC: Estuvimos tres días en Bogotá, dimos un workshop y luego un concierto. Después fuimos a Buenos Aires, he tocado un solo y con el trío. Kenny (Wollesen) y Drew (Gress) dieron un workshop en Buenos Aires y ahora aquí en Córdoba tenemos una clínica también con todo el trío.

FB: Viniendo de la improvisación y con mucho condimento de la música clásica contemporánea, ¿sentís que tocar en un Festival de Jazz le da una inclinación distinta a lo que vayas a desarrollar en el escenario?

SC: No, esta es la música que yo construí para el trío, es nuestra propuesta y así la presentamos, no me importa el contexto, puede ser un festival de clásica o lo que sea. Además, este es mi grupo più jazzy, con Drew y Kenny, es muy importante la participación de ellos. He tocado con muchos bateristas y bajistas, pero hay algo especial con este trío.

FB: Tenés un trabajo muy diversificado, con muchos músicos y muchos proyectos ¿Qué notás de particular en este trío? Si hay algo de particular que este trío permita en tu música…

SC: Kenny (Wollesen) me gusta porque es muy flexible, es un mago de la batería, muy fino, con un tiempo muy flexible, por eso me gusta. No está acelerando y evita chocar con el tiempo. Eso me gusta de este trío, que no es rígido. Mas también puede tocar al tiempo y si quiero acelerar por un momento, lo puedo hacer. Por otra parte Drew (Gress) es como una roca, es un sostén donde siempre me puedo apoyar. Es como un pilar, como un sostén para todo el trío. También Drew puede estar muy afuera o muy adentro del tiempo. La combinación de Drew y Kenny a mí me gusta mucho… Con este grupo me gusta hacer canciones. Con este trío todo es posible, porque puedo estar en el jazz, en la música contemporánea. Pienso que este grupo es un grupo de jazz. También cuando tocamos muy afuera, muy free, siempre hay un pulso que viene del jazz. El grupo con Mark, mi esposo, que toca el violín, es más de música contemporánea. El piano trío tiene una historia muy grande. Cuando escribo la música del trío tengo muy presente ese pasado que viene con el piano jazz. Así, en esta música se puede escuchar Ahmad Jamal, Paul Bley, pero además se puede escuchar a Stravinsky, a Satie, y también a muchos pianistas que me han influenciado.

FB: El disco D’Agala tiene una característica: cada composición, cada tema tiene una dedicatoria especial a alguna persona que te ha influenciado.

SC: Sí, por ejemplo el primer tema del disco, que se llama Imprint Double, está dedicado a mi padre (Antoine Courvoisier), pianista que toca dixieland y boogie-woogie. Y el tema al principio es como mi padre toca, con un swing a lo boogie-woogie y después es muy diverso, como un encuentro entre Stravinsky y Satie, y luego un poco como la historia del jazz…

FB: No son todos músicos a quienes está dedicado el disco.

SC: No, también está Simone Veil, una política importante, también Louise Burgeois, una escultora muy impresionante, también Martin Puryear. El tema D’Agala está dedicado a Geri Allen, que murió hace poco y yo quise dedicar ese tema a ella. El tema no es como ella toca, pero tiene una atmósfera que me recuerda a ella. Fue una dedicatoria posterior. Algunas dedicatorias fueron antes de la composición y otras fueron posteriores.

 

 

FB: Quería preguntarle también acerca del proyecto CAST-A-NET con Israel Galván, Mark Feldman, Ikue Mori y Evan Parker…

SC: Es un proyecto nuevo, en agosto fue la primera vez. Es un grupo muy bueno, con una música muy de hoy. Una combinación en la que todos tienen un vocabulario y una personalidad muy fuertes, como Evan (Parker), Israel (Galván), que viene del flamenco, Ikue (Mori), japonesa, que viene de la electónica, Mark (Feldman) que toca violín clásico contemporáneo y conoce la historia del jazz. Es una propuesta muy osada y muy frágil también. Me gusta porque todo está construido con mucha libertad. Vamos combinando solos con dúos y tríos.

 

FB: ¿Siendo mujer en el mundo de la improvisación, hay algunos límites o trabas que haya que vencer?

SC: Pienso que siempre hay personas, hombres con los que no se puede trabajar, que no están dispuestos a abrir espacios, pero que también hay un montón de otras personas que están dispuestas a convivir y abrir el espacio de la improvisación para las mujeres. Para mujeres como Irène Schweizer [pianista suiza a quien le dedica el tema Fly Whisk en el disco D’Agala] era muy difícil. Para nosotros ya es más fácil. Pienso que una mujer tiene que ser muy fuerte, tienes que tener un lenguaje particular y muy fuerte. Es más difícil al principio para una mujer que para un hombre. Después ya no, pero al principio, para abrirse paso, sí lo es. Es necesario tener un lenguaje propio y fuerte. Irène Schweizer en Suiza era para mí un modelo, un ejemplo de que puedes hacer lo que tú quieres. Como Geri Allen, una mujer muy fuerte, con un lenguaje propio.

Constanza Pellicci: En relación con este lenguaje propio, llama la atención ver tu manera de tocar, tu técnica. ¿Tiene que ver con un desarrollo personal, con una técnica de toque, de gestualidad, o más con una línea o una escuela o con la tradición del jazz?

SC: Pienso que he desarrollado una técnica propia porque he tocado mucho música contemporánea y también jazz. Después, trabajo con una profesora, que es muy muy buena, con quien toco solamente las técnicas. Se llama Edna Golandsky. Ella me da las herramientas para hacer lo que yo quiero. Observa cada detalle de los movimientos que hago o que necesito y propone novedades y recursos para utilizar el impulso. Con ella puedo tocar lo que quiero y lo que me gusta. Para mí es muy importante tener la técnica para poder ejecutar lo que quiero y lo que decido. He necesitado mucho tiempo para adquirir esa técnica. Después, el escuchar es lo que decide, qué tocar y qué no tocar. El silencio es muy importante también. Integrar el silencio en tu vocabulario.

CP: Es linda la imagen de tus manos sobre el piano. Tiene algo de la danza esta gestualidad, esta manera de tocar.

SC: Sí, hay algo de imagen visual en tocar, como una mariposa sobre las teclas. He tocado mucho con Israel (Galván), unos 8 años, y pienso que también eso se ha contagiado.

 

Contagiarse de las personas, dejarse influir, dejarse transformar, es la idea que rige la lógica de la creación artística de Sylvie Courvoisier. Es común vincular a la improvisación con lo novedoso, la búsqueda deliberada de lo distinto. En toda la conversación con Courvoisier se evidencia la voluntad certera de ligar esta tarea con una reivindicación del pasado, de sus maestros. Este gesto, que puede denotar humildad, que puede significar el reconocimiento de una deuda, es sobre todo una inclinación creativa, una apuesta por el arte, el trabajo de la música para superar el ruido del tiempo. Y es lo que recomienda a músicos, improvisadores y artistas:

SC: Que hagan su propia música, que puede ser influenciada por cualquier cosa. Cualquier cosa que a uno le guste, lo que uno ame, es importante. Si cada uno es muy diferente de los otros, entonces el trabajo es absorber todo eso que a uno lo nutre y que uno ama. Es igual en la cocina, la escultura, la pintura, en otras artes, en todo… Es importante tomar, absorber, copiar a veces lo que te gusta y producir con eso. A mí me gusta mucho Olivier Messiaen, he tocado mucho Messiaen y tomo de él lo que me gusta. Soy admiradora de Stravinsky y hago igual. Toco Stravinsky y lo estudio como otros estudian jazz. Trato de comprender cómo trabaja en bloques, la estructura de su música y su lógica de trabajo. Después, se puede escuchar todo eso en tu vocabulario. Se puede escuchar Stravinsky, se puede escuchar Messiaen, se puede escuchar a Satie, se puede escuchar a Monk, se puede escuchar a Paul Bley, se puede escuchar a Cecil Taylor, y toda la gente de la que tomo mucho.

 

Sylvie Courvoisier Trio en Córdoba, Argentina. (Foto de Julio Kaegi)

 

En su primera visita a Sudamérica, la intensidad de la gira y los conciertos no le dejó tiempo para indagar en la escena musical de Colombia y Argentina. Sí se lleva muchos discos. “Los voy a escuchar cuando llegue a casa, tranquila”, dice. “No he tocado con mucha gente aquí, solamente unos workshops con estudiantes”, agrega, y enuncia lo que nuestro deseo hace que tomemos, tal vez lícitamente, como la promesa de un regreso: “Quedará eso para la próxima vez.

 

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